El paisaje es ese defecto ocular que aplana la distancia y modifica el relieve de las cosas. A partir de ese momento la sensación de profundidad empieza a perder sentido y todo se convierte en algo bidimensional. El paisaje es, antes que nada, una cuestión de distancia.

Este ensayo sobre un lugar imposible busca transgredir la realidad mediante una especulación espacial y estética, deconstruyendo un anhelo, modificando la realidad circunstancialmente, y construyendo una experiencia individual que busca sentir y estar por un minuto una realidad inaudita. Este ensayo no pretende ser un manifiesto absoluto ni convertirse en un proyecto terminado, busca ser el primer eslabón de un paisaje colectivo en el que muchos puedan tocar las nubes sin necesidad de volar.