Emisión de carbono

Maximillian Nowotka

Los sitios web también tienen huella de carbono, lo que convierte al internet en una de las máquinas de producción de CO2 más grandes del mundo. Aunque frecuentemente no asociamos la producción de huella de carbono con las acciones digitales cotidianas que realizamos como seres humanos, estas emisiones contribuyen al calentamiento global y al cambio climático por lo que debemos fomentar un internet libre de fósiles para el 2030.

The Green Web Foundation rastrea y acelera la transición a una internet libre de combustibles fósiles en los próximos años, promoviendo un conjunto de datos abiertos de sitios que funcionan con energías renovables, ecologizando la práctica individual y colectiva en el uso del internet, fomentando herramientas y recursos que abogan por una internet más sostenible, accesible y justa para todos. Solo para tener una idea, actualmente el internet consume 416.2TWh por año, es la misma cantidad de electricidad que utiliza todo el Reino Unido.

Los arquitectos y diseñadores formamos parte de una de las industrias más contaminantes del medio ambiente, la construcción. La huella de carbono por la construcción en nuestras ciudades es cada vez más alta. Se estima que esta industria emite el 40% del dióxido de carbono (CO2) global y que genera el 30% de los residuos sólidos y el 20% de la contaminación del agua del planeta.

Dentro de la ecología global, las ciudades juegan un papel central. Son un enclave dentro del territorio que concentran un altísimo impacto sobre la economía ambiental planetaria. En las concentraciones urbanas se recrudecen los efectos nocivos de un desarrollo tecnológico erróneo, incluso irresponsable, y es en estas donde más de la mitad de la población mundial hace vida. Las ciudades son grandes maquinas de producción de bienestar, pero también generan mala calidad de vida, confusión y contaminación, Por un lado, las ciudades son más eficientes que otras formas de organizarnos en los territorios, fomentando una vida cotidiana razonable y sostenible, pero por otro lado también guardan condiciones de vida inaceptables para grandes capas de la población, produciendo grandes efectos negativos sobre el medio ambiente.

Como arquitectos y diseñadores urbanos estamos cada vez más conscientes de estas realidades y consecuencias físicas del entorno, sin embargo en nuestras prácticas cotidianas, no hemos desarrollado los recursos y herramientas para comprender de que otras formas contaminamos y somos participes de la producción de CO2 como seres humanos.

Solo por mencionar algunos ejemplos, la huella de un correo electrónico varía de 0,3g de CO2 para un correo electrónico no deseado a 4g de CO2 para un correo electrónico normal y 50g de CO2 para un envío con archivos adjuntos, según Mike. Berners-Lee, miembro de la Universidad de Lancaster que investiga las huellas de carbono. Según estas cifras, algunas personas se estima producen 1,6Kg de CO2 en un solo día, por lo que se prevé que un usuario promedio genere 135Kg de CO2 al enviar correos electrónicos cada año, el equivalente a conducir 325 Km en un automóvil familiar.

Almacenar archivos en una nube, realizar video llamadas o video conferencias, suscribirse a una newsletter, enviar mensajes de whatsapp, facebook messenger o realizar un post en alguna red social, de igual forma produce CO2 constantemente, y aunque son soluciones y herramientas mejores para el medio ambiente que los desplazamientos físicos en autos o aviones, debemos tener en cuenta que somos participes de las afectaciones al medio ambiente con acciones tan simples y cotidianas como enviar un mensaje de Whatsapp o subir un plano de Autocad a una nube.

Solo al entrar a revisar el texto que acabas de leer, se ha producido 0.5g de CO2, mientras que cada búsqueda de Google genera una huella de 0,2g de CO2, que aunque parezca pequeño, si analizamos las 4,1 millones de búsquedas o los 4,7 millones de videos que se reproducen en YouTube o los 210 millones de emails que se envían cada minuto en el mundo, la huella total es notable.

Todos estos datos deben ser contemplados a la hora de planificar un proyecto de diseño si queremos ser ciudadanos más conscientes con el medio ambiente, no solo responder cuan ecológicos o sustentables estamos siendo al momento de seleccionar un material o sistema constructivo, o si fomentamos las industrias y talentos locales, sino también ser conscientes de cuantos emails hemos enviado en la planificación y desarrollo de un proyecto, cuantas video llamadas hemos tenido con nuestros equipos, cuantos archivos o MB hemos tenido que subir y compartir en una nube, cuantas páginas o laminas nos ha tocado imprimir, cuantos desplazamientos hemos realizado para asistir a una obra o reunión, cuantos mensajes o llamadas hemos realizado por whatsapp con nuestros colaboradores o aliados, entre otras actividades que normalmente realizamos en la elaboración de un proyecto, y teniendo en cuenta que un árbol tiene la capacidad de consumir 12 Kg de CO2 por año, como podemos contrarrestar nuestro impacto a través de pequeñas acciones.

Franjas de calentamiento APILADAS 1901-2018 - Libro de laboratorio climático (Ed Hawkins) Universidad de Reading , Reino Unido.

Anterior
Anterior

El diseño expositivo

Siguiente
Siguiente

Paisajes domésticos.