Oswieçin fue originalmente el nombre de Auschwitz antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939. Se trataba de un pequeño pueblo de Polonia entre el Río Vístula y el Río Sola, aproximadamente a 300 kilómetros de Varvosia.
El 30 de abril de 1940 se realizó la primera avanzada de algunos miembros de la SS a Oswieçin, con la misión de encontrar un espacio para trabajos agrícolas e invernaderos, la cual, luego de un breve paseo en coche encontró. En breve, el Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, autorizaría la construcción de un campo de trabajo en la ubicación elegida, el nombre de este centro habría sido el mismo que el de su pueblo vecino, Oswieçim, la cual posteriormente adoptaría el nombre germano de Auschwitz-Birkenau, recibiendo el 14 de junio de 1940 a los primeros presos políticos del régimen nazi. El primer campo se abrió en unos antiguos edificios abandonados del ejército polaco. Sin embargo, sería un año más tarde, en 1941, cuando se construiría a un kilómetro Auschwitz II-Birkenau, albergando cuatro cámaras de gas que funcionaban a la vez y con capacidad para concentrar 90,000 presos. Antes de finalizar la guerra el régimen nazi construyó un tercer campo, Auschwitz III-Monowitz, hecho para la empresa química IG Farben.
En 1933, Hitler llegó al poder y se cerró la última escuela que quedaba de la Bauhaus, la de Berlín. Muchos de sus miembros fueron arrestados, otros fueron al exilio, mientras que Albert Speer, el arquitecto privado del Führer, y otros varios miembros de la Bauhaus continuaron ejerciendo la arquitectura y recibiendo encargos de la nueva clase política alemana. Varios de los planos originales de diversos campos de concentración nazi fueron realizados por prisioneros dibujantes y asistentes de la Bauhaus, como fue el caso del campo de Buchenwald, de Franz Ellrich —asistente de Gropius en Berlín—, quien luego de su liberación temprana seguiría trabajando para las SS diseñando cuarteles oficiales, prisiones, fábricas de armas y casas para los comandantes, entre otras obras.
Fritz Ertl, un ex alumno de la Bauhaus fue el responsable del proyecto de expansión de Auschwitz. Ertl, luego del comienzo de la guerra, se inscribió en el Waffen-SS a mediados de 1939 y fue trasladado a Cracovia. En mayo de 1940 recibió el encargo de dirigir la oficina de construcción de Auschwitz, siendo el gerente de construcción del campo de prisioneros. En los planos originales las barracas del campo no contaban con la ventilación adecuada y se encontraban cercanas unas a otras. Las cámaras de gas recibieron la nomenclatura de ‘duchas’; artimaña que serviría de defensa en su juicio ante el Tribunal Regional de Viena en 1971.
Los planos originales del campo fueron parte hace 10 años de la exposición ‘Arquitectura del asesinato’ en Yad Vashem, el Museo del Holocausto de Jerusalén. El campo se levantó sobre un terreno pantanoso y el proceso constructivo se llevó a cabo en diferentes etapas. La primera época estuvo marcada por la preparación del terreno y pequeños avances en la construcción realizada por prisioneros de guerra polacos y soviéticos que trabajaban bajo la supervisión alemana y en el que tanto hombres como mujeres laboraban en condiciones inhumanas en la excavación y construcción de cimientos. A diferencia de los edificios de ladrillos del campo principal, la gran mayoría de las edificaciones en Birkenau eran barracas de madera uniforme, sin drenaje, aislamiento ni ventilación.
Además de los campos se construyeron estructuras adyacentes como una central de calefacción, planta para la distribución de agua potable, una planta de tratamiento de aguas negras, caminos, sistemas de distribución de alimentos, entre otras necesidades de las SS. Las obras de construcción del complejo continuaron hasta noviembre de 1944, fecha en la que Himmler dio la orden de empezar a desmantelar las instalaciones y ocultar los rastros de lo ocurrido. Sin embargo, a la llegada del ejército rojo el 27 de enero de 1945 la mayor parte del campo aún estaba en pie.
Muchas han sido las exposiciones que han evidenciado la historia de lo ocurrido en Auschwitz desde su construcción. Una de ellas fue «La habitación de la evidencia», en la Bienal de arquitectura de Venecia de 2016, realizada por un grupo de arquitectos y académicos de la Universidad de Waterloo, encabezados por Robert Jan van Pelt, quienes recrearon lo que denominaron «el peor crimen cometido por un arquitecto,» y que contenía una serie de modelos y réplicas a escala real de las cámaras de gas e incineradoras de restos humanos. La pieza central sirvió de recordatorio del poder de la arquitectura para causar daño, pero también como elemento que rememora y exhibe la verdad de lo acontecido hace ya más de 70 años. Luego de la liberación del campo, fue convertido en un museo gracias a la insistencia de los supervivientes. En 1979 fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO y desde entonces enfrenta uno de los retos de restauración más importantes en la historia contemporánea.
Según Piotr M.A. Cywinski, director del museo desde 2006, en una entrevista para El País, «todas las decisiones sobre la conservación y restauración en Auschwitz son morales. Este lugar es mucho más que un museo, es un plan único en el mundo. No hay nada que se le parezca. Tenemos un plan para los próximos 20 años.»
El 27 de enero de 2020 se conmemoraron los 75 años de la liberación del Campo Auschwitz-Birkenau.